OBRA TEATRAL
CHILENA
Título: Pueblecito
Año de
publicación:
1937 (edición de la versión digitalizada)
Representación: Estrenada por
la Compañía Chilena Báguena-Bührle, en el Teatro de la Comedia de Santiago (Chile),
el 8 de junio de 1918, y en el Teatro Liceo de Buenos Aires, por la Compañía Argentina
Camila Quiroga-Salvador Rosich, el 20 de noviembre de 1919.
Enredo: La acción se
desarrolla en tres actos y se sitúa a comienzos del siglo XX en un pueblo
ficticio del valle central de Chile,
donde los personajes se encuentran
sumergidos en el letargo de la vida cotidiana,
como queda de manifiesto en las primeras escenas cuando Marcela y Teresa
-quienes han sido educadas
en Santiago- añoran
la vida en la
capital. Para menguar su aburrimiento, dedican
el día a la lectura y a quehaceres femeninos, como el tejido. Ambas son hijas
de Ignacia y Felipe, matrimonio respetado en el pueblo, y tienen por visitas
recurrentes a las autoridades del lugar, como el alcalde (compadre de la
pareja) y el cura. La tranquila vida del pueblo se ve alterada con la llegada
de Marta, quien vuelve tras residir diez años en Santiago junto a su madrina. Los
modales capitalinos en los que ha
sido educada, la gran personalidad, simpatía
y coquetería enamoran
a Juan Antonio, novio
de su hermana Rebeca. (Fuente:http://ww2.educarchile.cl/userfiles/P0001/File/aulavisual/ESCUELA_ESPECTADORES/Pueblecito_GPedagogica.pdf)
Contexto
Complementar al enredo: La autenticidad de la vida campesina y la falsedad
de las maneras capitalinas; órdenes sociales y familiares; modernidad x
tradición.
Personajes: Marta, Rebeca,
Marcela, Teresa, Rita, Ignacia, Mercedes, Tía Tataya, Elvira, Juan Antonio, Basilio,
Alcalde, Felipe, Lorenzo, Manuel Jesús, Isidro, Un chico.
Obra completa disponible
en: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-8271.html
Fragmento
para traducción: Acto Segundo,
p. 87- 90.
[…]
REBECA.-Ayer cuando llegó la Martita te busqué por
todos lados
J. ANTONIO.-Yo estaba escondío.
REBECA.- ¡Huaso! ¿Así es que no la has visto?
J. ANTONIO.- Já,
ja, ja!... Sí la vi.
REBECA.- ¡Chitts! No te rías tan fuerte, te dicen.
J. ANTONIO. --!Ja, ja! (Tapándose la boca) Güeno que
son bien reelegantes, por eso yo no me animé a acercarme, además había
tantísima gente.
REBECA.- ¿Y te gustó?
J. ANTIONIO.- ¡Psch! Así, así no más. Mucha
calcomania, mucha labia, mucha… ¡Psch!... ¡Cosas de la ciudad!
REBEICA.- !Miren qué facha!
J. ANTONIO.-Me gustai más vos.
REBECA.-Déjate, chinchoso.
J. ANTONIO.-Además, tiene facha de orgullosa.
REBECA.- ¡Orgullosa! Lo menos que tiene. Es más
buena... Ya ves conmigo; me besó y me abrazó.
J. ANTUNIO.-Miren, qué gracia, cómo que es tu
hermana.
REBECA.-Pero ella es una señorita, ha estudiado en
los mejores colegios de Santiago... mira todas las maletas que trae: toda es
ropa suya, llenas de bordado y cintas, vieras tú.
J. ANTONIO.- ¡Uy!
REBECA.-No toquís. Vieras tú las enaguas, las
camisas.
J. ANTONIO.- ¡Sí que viera!
REBECA.-Mira el quitasol. (Rebeca abre el quitasol). Juan Antonio se pone debajo
J. ANTONIO.-Qué bien nos vemos aquí a la sombrita.
REBECA.- (Cambiando
de tono). ¿Sabes una cosa? No hemos puesto flores.
J. ANTQNIO.-Cierto.
REBECA.- A ella le gustan mucho las flores. Anda a
cortar algunas rosas aquí a1 jardín.
J. ANTONIO.- Güeno.
REBECA-Pero que no vayan a ser feas, elígelas con cuidado.
J. ANTONIO.-Si, si, no me recomendís tanto, también
sé elegirlas. (Mutis por el foro, Juan Antonio: por entre las rejas de la
ventana se le ve pasar cortando flores. Rebeca, aprovechando la soledad, se
prueba la capa de viaje de Marta y se mira al espejo, luego sintiendo pasos se
desviste presurosa.
RITA.- (Entrando).
¿No se ha levantado?
REBECA.- ¿quiere usted que vaya a ver si algo se le
ofrece?
RITA.- No, la pobrecita estará cansada. Espera que
llame y me avisas.
REBECA.- Bueno. (Mutis
Rita, izquierda. Rebeca yendo a la puerta). Ya está bueno, Juan Antonio, no
cortís más.
J. ANTONIO- (Llegando
por foro, con un manojo) Mira que están bien bonitas. Mira, ésta se parece a ti.
REBECA.-Cállate,
tonto, no digas disparates.
J. ANTONIO.- ¡Disparates!. . . Igualita a ti,
rosadiza como tus cachetes y tus labios. (Le
da un beso a la flor).
REBECA.-Tú eres loco.
J. ANTONIO.-Muchas veces lo he pensado y me hace la
mar de gracia. Mírale la fachita que tiene, a1 igual que vos cuando te enojai
conmigo, me dan ganas de abrirla pa verle el corazón.
REDECA.- ¿Y tú creís que tienen corazón las flores?
J. ANTONIO.- ¡Ah! Cierto que dicen que las flores por
ser mujeres no tienen corazón.
REBECA.-Miren las cosas que dice. Tenemos, y más
corazón que ustedes.
J. ANTONIO.- ¿Y vos tenís corazón?
REBECJI.--Sí.
J. ANTONIO.- ¿Estás segura?
J. ANTONIO.- ¿Querís hacerme e1 favor de preguntarle
si conoce a un tal Juan Antonio?
REBECA.-Dice que sí.
J. ANTONIO.- ¿Y lo quiere?
REBECA.--Dice que esa es pregunta demasiado
indiscreta
J. ANTONIO.- ¿y tú, Rebeca qué decís tú?
REBECA.-Yo, Juan Antonio. Yo digo lo mismo que él.
Bueno arreglemos a estas flores. Dame.
J. ANTONIO.-No, hasta que no me contestes.
REBECA.-Ya te conteste. Dame, que se hace tarde.
J. ANTONIO.-No, no, no.
REBECA.-Bueno, sí, sí, mucho.
J. ANTONIO. ¡Ah, así sí! Toma.
REBECA.- Pero conste que te lo he dicho para que me
entregarai las flores.
J. ANTONIO.- ¡Tramposa!
[…]
Este comentário foi removido por um administrador do blog.
ResponderExcluirTradução do segundo ato da obra teatral chilena Pueblecito.
ResponderExcluirTraduzido do espanhol para português. (Público de Brasília)
Tradutores: Maria Gelciana, Maria Auridete, Álvaro Cruz, Tayara.
TÍTULO: PUEBLECITO
[...]
Rebeca. – Ontem quando a Marta chegou te procurei por todos os lados.
J. Antonio. – Eu estava escondido.
Rebeca. – Caipira! Então cê não viu ela?
J. Antonio. – hahaha! Vi sim.
Rebeca. – Psiu! Não ria tão alto.
J. Antonio. – hahaha! (Tapando a boca) bom, é que são bem elegantes, por isso eu não tive coragem de me aproximar, e também tinha muita gente.
Rebeca. – E cê gostou dela?
J. Antonio. – Ahh! Mais ou menos. Muita mania, muita lábia, muita... Ahh!... Coisas da cidade!
Rebeca. – Olhem que vaidosa!
J. Antonio. – Eu gosto mais de ti.
Rebeca. – Para, engraçadinho.
J. Antonio. – Além do mais, tem cara de orgulhosa.
Rebeca. - Orgulhosa! Não é nada disso. É muito boa... Já viu como é comigo, me beijou e me abraçou.
J. Antonio. – Olhem, que engraçado, é tua irmã.
Rebeca. – Mas ela é uma senhorita, estudou nos melhores colégios de Brasilia... Olha todas as malas que trouxe: Tudo roupa dela, cheias de bordados e fitas, se cê visse.
J. Antonio – Ui!
Rebeca. – Não pegue, se cê visse as anáguas, as camisas.
J. Antonio. – Sim que veria!
Rebeca. – Olha a sombrinha. ( Rebeca abre a sombrinha). Juan Antonio se põe debaixo.
J. Antonio. – Que bem nos vemos aqui
Rebeca. – Sabe de uma coisa? Não colocamos flores.
J. Antonio. – Verdade.
Rebeca. – Ela gosta muito de flores. Anda vai cortar algumas rosas no jardim.
J. Antonio. – Ta bom.
Rebeca. – Mas que não sejam feias, escolhe com cuidado.
J. Antonio. – Sim, sim, não recomende tanto, também sei escolher. (Sai do cenário, Juan Antonio: pelas grades da janela ver passar cortando flores. Rebeca, aproveitando a solidão, prova o casaco de viajem de Marta y se olha no espelho, logo sentindo passos o tira apressada).
Rita. – (Entrando). Ela não se levantou?
Rebeca. – A senhora quer que eu veja se ela quer algo?
Rita. – Não. A pobrezinha deve tá cansada. Espera que ela chame, aí você me avisa.
Rebeca. – Ok. Já está bom J. Antonio, não corte mais.
J. Antonio. – Olha como essas estão bonitas. Olha, essa parece com você.
Rebeca. – Cala boca, tonto, não diga besteira.
J. Antonio. – Besteira!...Igualzinha a ti, rosadinha como tuas bochechas e teus lábios.
Rebeca. – Cê é louco.
J. Antonio. – Muitas vezes também pensei isso. Olha a carinha que ela tem, igual quando cê tá brava comigo, tenho vontade de abrir pra ver o coração.
Rebeca. – E cê acha que as flores têm coração?
J. Antonio. – Ahh! É verdade que dizem que as flores por serem mulheres não têm coração.
Rebeca. – Olha as coisas que cê diz. Temos sim, e mais coração que vocês.
J. Antonio – E cê tem coração?
Rebeca. – Tenho sim.
J. Antonio. – Tem certeza?
J. Antonio. – Quer fazer o favor de perguntar se ele conhece um tal J. Antonio?
Rebeca. – Ele disse que sim.
J. Antonio. – E gosta dele?
Rebeca. – Disse que essa pergunta é muito indiscreta.
J. Antonio – E cê, Rebeca o que diz?
Rebeca. – Eu, J. Antonio. Eu digo o mesmo que ele. Bom, vamos ajeitar as flores. Me dá.
J. Antonio. – Não, até que cê me responda.
Rebeca. – Já respondi. Me dá que já tá ficando tarde.
J. Antonio. – Não, não, não.
Rebeca. – Ta bom, sim, sim, muito.
J. Antonio. – Ahh! Assim sim. Toma.
Rebeca. – Mas conste que eu só disse pra que cê me
entregasse as flores.
J. Antonio. – Trapaceira!