quarta-feira, 21 de outubro de 2015

La pobre gente - Obra teatral uruguaya



OBRA TEATRAL URUGUAYA

Título: La pobre gente
Autor: Florencio Sánchez, Uruguay, 1875-1910
Año de publicación: 1904; Edición digital a partir de Teatro completo de Florencio Sánchez, Buenos Aires, Claridad, 1910.
Representación: La compañía de Angelina Pagano la estrenó en el San Martín, el primer día de octubre de 1904.
Enredo: “La pobre gente” es una comedia en dos actos, en la aborda problemas y formas de vida de las clases bajas, con su hacinamiento y pobreza. Esta obra retrata la historia de Mónica, Felipe y sus hijos, los cuales viven en un conventillo y poseen como principal fuente de renta la costura. Con la pérdida del empleo de Zulma y Raúl, la familia tiene que vender las máquinas de coser y enfrentarse las deudas, buscando argumentos para desviarse del pago de Giovanna y del Casero. Al ver esta situación, Cuaterno, el novio de Zuma, celoso de que ella vuela al trabajo en el registro, intenta ayudar a la familia. Sin embargo, Felipe, que no trabaja y ve la mala situación, busca al gerente del registro para que Zulma vuelva a tener trabajo, aunque esto signifique la mala leche de su hija.
Contexto Complementar al enredo: la generación realista, donde a algunos resabios románticos se mezclan el realismo social de la época.
Personajes: ZULMA, DOÑA MÓNICA, ISIDORA, GIOVANNA, TERESA, MANUELA, TITA, FELIPE, CUATERNO, RAÚL, EL CASERO, LECHERO.
Fragmento para traducción: Acto segundo, Escena IV.

Escena IV
 
MÓNICA, ISIDORA, ZULMA, luego RAÚL.
           
ZULMA.-   (Regocijada.) ¡Vean!... Vean... Vean si tengo buena suerte... ¿A que no adivina, mamá, lo que traigo?
MÓNICA.-  ¿Qué?
ZULMA.-  Adivine, pues...
MÓNICA.-  No caigo...
ZULMA.-  ¿Se da por vencida?... La plata del lavado... Vean...
ISIDORA.-   (Riendo.)  Ja, ja... ¡Qué bueno!...
MÓNICA.-  ¿Y cómo conseguiste?
ZULMA.-  ¿Se convence de que más vale maña que fuerza?... Pues, muy sencillamente... Al principio me quería gritar, pero yo con mis buenos modos, le doré la píldora, hablándole de la hija que era muy mona y que tal y que cual... y acabé por prometerle que le arreglaría el sombrero a la muchacha... Y la gringa, claro está, formó con la moneda...
ISIDORA.-  ¡Bravo!... ¡Bravo!.. Te has portado...
ZULMA.-  Y salvamos la petiza porque, hijita, hijita, yo no quería confesarte que no teníamos yerba... así es que ahora habrá mate...  (Llamando desde la puerta.) ¡Tita! ¡Tita!... Vení pronto... ¡Prontito!...  (Volviéndose.)  ¿Qué me dicen ahora?... Usted mamita, que hasta había empezado a retarme.  (Cambiando de tono.)  Ni me diga nunca esas cosas... Si supiera el daño que me causan...
MÓNICA.-  ¿Pero cuáles, muchacha?...
ZULMA.-  Eso de que hago la señorita y no trabajo para ustedes.

(Aparece RAÚL, en la puerta del foro, sin atreverse a entrar, con tristeza.)
           
MÓNICA.-  ¡Pobre hija mía!... Habrá sido sin intención... ni lo haré más...
ZULMA.-  Bueno, bueno. Pasó todo... Un beso... y a mano... Pero esa chica que no viene...  (Al volverse para llamar, ve a RAÚL y se inmuta.)  Raúl... ¿Tú acá?... ¿A estas horas?...
MÓNICA.-   (Igualmente sorprendida.) Muchacho, ¿qué te ha pasado?...
ZULMA.-  Entrá pues...
RAÚL.-  ¿No está el viejo?
ZULMA.-   (Tomándolo de un brazo con violencia.)  Entre, pues, amigo... ¿Qué te sucede?... ¡Pronto!... ¡Pronto!...
RAÚL.-   (Con dificultad.)  Me echaron del trabajo...
MÓNICA.-  ¡Maldito seas!...
ZULMA.-   (Aparte.) Otra desgracia. ¡Dios Santo!  (A RAÚL.) Pero, ¿por qué?... ¿Qué has hecho?... Hablá... y cuidadito con mentir, ¿eh?
RAÚL.-  Yo no hice nada... Había una güelga, ¿sabés?... de todos los mensajeros y entonces unos muchachos más grandes me dijeron que si no los acompañaba, me la iban a dar de fulján!...
MÓNICA.-  ¿Y vos?...
RAÚL.-  Yo les dije que sí...
MÓNICA.-  ¡Sin vergüenza?
ZULMA.-  Déjelo que hable...
RAÚL.-  Pero después le conté la cosa al capataz, pa que supiera que nada tenía que ver con la güelga y ahí no más empezó el capataz a retarme y a decirme que éramos una punta de flojos y de cobardes, que todos estábamos metidos y le íbamos con el cuento y que sé yo... y que me echaba a la calle...
MÓNICA.-  ¡Qué pícaros!....¿Pero te habrán pagado al menos?...
RAÚL.-  Ni fósforos... Después fuimos todos los muchachos a cobrar, una patota bárbara, pero nos echaron, diciendo, que una punta de patadas nos iban a pagar... Entonces...
MÓNICA.-  ¿Entonces qué?...
RAÚL.-  Le armamos ahí nomás un fideo, que no quedó vidrio sano...
ZULMA.-  Muy bien, muy bien hecho.
MÓNICA.-  ¡Muchacha!... ¡Bonito ejemplo le estás dando a la criatura!... ¡Qué barbaridad!... Qué va a ser de nosotros... Dios mío... ¡Se nos amontonan todas, todas las desdichas!... Y ahora qué le damos al encargado, que mañana nos tirarán los trastos a la calle y no tenemos dónde ir...  (Llora.)
ZULMA.-  No se aflija. De peores hemos salvado... ¡Vaya, cálmese!...
MÓNICA.-   (Exasperada, manoteando a RAÚL.)  ¡Y todo por culpa tuya, mocoso!... Por culpa tuya...
ZULMA.-   (Apartando a RAÚL.) ¡Qué ha de tener la culpa! Pobre criatura... Parece mentira... Siempre lo mismo... Idéntica música... Antes fui yo... ahora vos, pobrecito...  (Lo besa.) Váyase a jugar, adonde quiera y no tenga miedo... nadie le va a hacer nada... camine...  (Vase RAÚL.)
MÓNICA.-  Veo que de un tiempo a esta parte, estás tornando la vida con demasiada calma... ¿Qué bicho te ha picado?
ZULMA.-  Ninguno, mamá... Es que me voy convenciendo de ciertas cosas, que antes no me entraban por nada en la cabeza...
MÓNICA.-  Lo que es ahora, te convencerás de otras peores... Ya verás cómo, cuando andemos rodando por las calles, se te van a bajar un poco los moños...
ZULMA.-  ¿Volvemos, mamá?.... ¿No me había jurado hace un momento no tocar este asunto?...
MÓNICA.-  No tengo la culpa si vos empezás a buscar camorra...
ZULMA.-  ¿Has visto, Isidora, lo que te decía?... ¿Tengo o no tengo razón?...

[…]



2 comentários:

  1. A POBRE GENTE

    Tradutores: ALIPIO ALVES, DIANA OLIVEIRA, VALDECIO PEREIRA, PAULO ROBERTO PEREIRA, HÉCTOR VALERIANO

    CENA IV
    MÔNICA, ISIDORA, ZULMA, logo RAUL
    ZULMA. (Alegre) Olhem! Olhem! Olhem sorte que tenho. Adivinha mãe o que trago?
    MÔNICA. – O que?
    ZULMA. - Então adivinha? ...
    MÔNICA. - Não entendo...
    ZULMA. - Vai desistir? ... O dinheiro para lavar a roupa... Vejam...
    ISIDORA. - (Rindo) Há, há... Que bom!
    MÔNICA. - Como conseguiu?
    ZULMA. - Convencida que mais vale manhã do que força? ... Foi bem simples. No início queriam gritar comigo, mas eu com meus bons modos, virei a jogada, lhe falando da filha que é muito bonita, e tal e qual.... Acabei prometendo que consertaria o chapéu da garota... E a loira, lógico, deu o dinheiro.
    ISIDORA. - Oba! Oba! Se comportou bem!
    ZULMA. - E salvamos o dia, porque, minha filha, filhinha, eu não queria confessar que não tínhamos mate (chimarrão)... assim agora vamos ter. (Chamando desde a porta) Tita! Tita! Vem logo! Agora! (Voltando-se) O que me dizem vocês agora? Você mamãezinha, que já tinha começado a brigar comigo. (Mudando de tema) Não me fale nunca mais essas coisas... Se soubesse o mal que me fazem.
    MÔNICA. – Mais quais os danos, menina?
    ZULMA. - Isso que faço a senhorita (Que não se dá conta da situação) e que não trabalho para vocês. (Aparece Raul, na porta do foro, sem se atrever a entrar, com tristeza)
    MÔNICA. – Pobrezinha da minha filha! ... Pode ter sido sem intenção, não irei fazer mais.
    ZULMA. - Bom, bom. Tudo passou… Um beijo e a mão... Mas essa menina que não chega... (ao virar vê a Raul e fica calada) Raul... Tu aqui? A esta hora? ...
    MÔNICA. - (Igual de surpresa) Menino, que aconteceu com você?
    ZULMA. - Bora entra.
    RAUL. – O pai está?
    ZULMA. - (Toma ele do braço com violência) Entra meu amigo. O que aconteceu? Bora! Logo!
    RAUL. - (com dificuldade) Fui demitido do trabalho.
    MÔNICA. – Você não presta!
    ZULMA. - (De outro lado) Outra desgraça. Meu Deus! (Para Raul) Mas, por quê? ...
    RAUL. - Eu não fiz nada… Havia uma greve… sabe? De todos os mensageiros e então outros garotos maiores me disseram que se não os acompanhasse, eu ai apanhar feio...
    MÓNÍCA. - E você?
    RAUL. - Eu lhes disse que sim.
    MÔNICA. - Pouca vergonha?
    ZULMA. – Deixa que fale.
    RAUL. -Depois eu contei tudo ao capataz, para que soubesse que eu não tinha nada a ver com a greve e aí ele começou a me gritar e me dizer que éramos todos um bando de preguiçosos e de covardes, que todos estávamos juntos e íamos contar uma história e não sei mais o quê... e me jogaram na rua.
    MÔNICA. - Que safados! Mas ao menos te pagaram?
    RAUL. - Nem uma caixinha de fósforos. Depois fomos todos cobrar, um bando grande de garotos, mas nos largaram, dizendo, que iam nos pagar com pontapés... Então...
    MÔNICA. – Então o quê? ...
    RAUL. - Fizemos-lhes uma chuva de pedras que não deixou vidro inteiro.
    ZULMA. - Muito bom, muito bem feito.
    MÔNICA. - Garota! Bom exemplo que você dá à criança! ... Que violência! O que será de nós... Meu Deus... Estão caindo sobre nós todas as coisas e tristezas! ... E agora que vamos dar ao dono da casa, amanhã vão jogar nossas coisas na rua e não teremos para onde ir... (chora)
    ZULMA. - Não fique nervosa. De piores temos saído... Acalme-se!
    MÔNICA. - (Desesperada, batendo com as mãos em Raul) E tudo por sua culpa, moleque! Por sua culpa...
    ZULMA. - (Afastando a Raul) Que há de ter culpa! Pobre menino... parece mentira. Sempre é o mesmo… a mesma música… Antes fui eu… Agora tu, tadinho... (o beija) Vai brincar, onde quiser e não tenha medo... ninguém vai te fazer nada... anda ... (sai Raul)

    ResponderExcluir
  2. (continuação)

    MÔNICA. - Vejo que de um tempo para cá, você está levando a vida com muita calma... que bicho te picou?
    ZULMA. -Nenhum bicho mamãe… É que vou me convencendo de certas coisas, que antes não entravam na minha cabeça.
    MÔNICA. -O que é agora, vai se convencer de outras coisas piores… Vai ver como, quando caminharmos pelas ruas, vai perder o pouco de dignidade que ainda tem.
    ZULMA. -De novo mamãe? ... Não me havia jurado um momento atrás, não tocar o tema? ...
    MÔNICA. - Eu não tenho culpa se você começa a procurar encrenca.
    ZULMA. - Viu Isadora o que te falei? Tenho ou não tenho razão? (Isadora faz um gesto com a cabeça de afirmação compassivo)
    MÔNICA. - Em que você tem razão? Vamos ver… Em quê?
    ISIDORA. -São besteiras nossas… Não vai ficar zangada se falo a verdade?
    MÔNICA. - Diga logo…
    ISIDORA. - Contava-me Zulma que você com as desgraças que te aconteceram, está ficando com um temperamento terrível... tu era tão pacífica...
    MÔNICA. -Já viu, filha… Por nada? Por besteiras tem mau temperamento… A casa está caindo e ainda chovem todas as calamidades existentes e vou ficar assim tão calma... assim como ela. Olha Zulma, quando tiver um marido como o meu, uma filha como a minha e a miséria te mordendo, vai poder falar de meu temperamento... Agora, minha filha, o melhor é você ficar calada e tomar jeito...
    ZULMA. - Acredite… Estou aprendendo…
    MÔNICA. - O Felipe chegou. Vai ver se ele está sabendo do ocorrido com Raul...
    ISIDORA. -Vocês vão me desculpar, mas eu vou embora. Foi boa a visita. Adeus senhora...
    MÔNICA. -Adeus, filha! Não te ofereço esta casa, porque quem sabe onde vamos terminar.
    ISIDORA. -Adeus Zulma! (Afastando-se com ela) E tenha juízo, muito cuidado com o que vai fazer...

    ResponderExcluir